Los Arcos ha celebrado hoy la fiesta de San Vicente con reparto de pan y vino
HOY, LUNES, 22 de enero, los vecinos de Los Arcos han celebrado la tradicional festividad de San Vicente. El programa ha comenzado a las 7 de la mañana con la aurora con la asociación Santa María, seguido por la misa solemne en la parroquia a las 12 del mediodía. Para la una, bendición del pan y vino en la casa consistorial, para su posterior reparto entre los asistentes, el vino en mano y el pan se lanza a repucha desde el balcón del Ayuntamiento.
Los Arcos, viene celebrando tradicionalmente, el día 22 de Enero, la Fiesta de San Vicente, gran diácono, que confesó su fe con Lorenzo y Esteban, y por sus venas corría la sangre de una familia consular, originaria de Huesca, allá por el año 304.
Su ermita, hoy derruida, está enclavado en el antiguo poblado de Yániz, del término municipal de Los Arcos, a donde anualmente, y en la fecha señalada anteriormente, acudía el Ayuntamiento en Corporación, juntamente con el Clero Parroquial, Autoridades y pueblo, a rendir culto al Santo, celebrándose una solemne misa por la mañana. Posteriormente se bendecía el pan y el vino, para después arrojar al público allá congregado, el pan en pedazos, por una pequeña ventana. Era una gran hazaña la de recoger estos trozos, los cuales se repartían entre las cuadrillas y personas para degustarlos con sus almuerzos, y ya entrada la mañana, bajar al pueblo con sus rondallas, recorrer las calles y solicitar de las mozas su aportación, que solía consistir en jamón, chorizo, etc, viandas para preparar unas suculentas meriendas de las que se daba buena cuenta en las bodegas existentes, hoy ya desaparecidas en su mayoría, puestos que los vinos, muy buenos por cierto, se vienen fabricando en las tres bodegas existentes.
Cuenta la Leyenda, que estando espigando una madre con sus dos hijas durante la misa, seguían su labor de recolección, cuando la madre les dijo: – Si a Misa a Yániz no vais, piedras normas os volváis. Esta es la conclusión que después se sacó de la existencia de tres menhires situados muy ceca de la ermita, existencia que se acabó, cuando un vecino al mando de unos obreros, ordenó la demolición de los mismos para el arreglo del camino. Estas piedras eran visitadas con frecuencia por arqueólogos e historiadores.
San Vicente, en su devoción debía de tener mucho arraigo en la villa, ya que ha habido, y todavía hay gran profusión de personas, que se llamaban Vicente o Vicenta. La tradición cuenta que la madrastra del Santo, en vez de dejarle comer en la mesa con todos, le tiraban pan debajo de la mesa. El origen mas posible de la costumbre de lanzar pan, es que al ser épocas de hambre, el Ayuntamiento repartía pan entre la población.