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Salud de Navarra actualiza el plan de transición y contingencia ante el Covid-19

(Martes, 30 de junio de 2020)El Departamento de Salud ha actualizado su plan de transición y contingencia ante el COVID-19, que busca compatibilizar una recuperación de la actividad habitual en estas fechas de verano e implanta mejoras aprendidas durante la crisis epidémica, con el mantenimiento de un dispositivo transversal de detección y asistencia de cara a controlar posibles rebrotes de la enfermedad en los próximos meses.

Entre las diferentes medidas, además de mantener los circuitos dobles en los centros asistenciales en los hospitales y en Atención Primaria, así como un retén de refuerzos y una previsión de camas en planta y en UCI para hacer frente a posibles necesidades, se incluyen otras cuestiones como la consolidación de reservas estratégicas para una media de tres meses en material de protección, y un sistema de seguimiento de contactos y realización de PCR y otros test para detectar precozmente repuntes.

Este plan de contingencia, objeto de actualización y revisión continua para adaptarse mejor a los posibles cambios en la situación epidémica, incorpora asimismo los correspondientes cronogramas y consignaciones presupuestarias de las actuaciones previstas. Contempla, además, como otro de sus ejes la participación clínica en la organización asistencial, así como promover la máxima protección posible del personal sanitario.

Cabe recordar que, en estos cuatro meses de pandemia se han registrado un total de 10.351 casos de coronavirus (5.464 detectados por PCR y el resto por test de anticuerpos), de los que aproximadamente el 10% (1.941 pacientes) requirió hospitalización, 139 en UCI. En la jornada de ayer no se ha notificado ningún nuevo caso positivo en Navarra. Asimismo, se enlazan 19 días sin fallecidos. Solo 26 personas permanecen en el hospital, una de ellas en la UCI.

Actualmente, el COVID-19 se encuentra en un momento de baja circulación y solo de forma esporádica, que no obstante puede causar algunos brotes como los detectados la semana precedente y que actualmente parecen estar controlados. A este respecto, hay que reseñar que, después de que los cuatro positivos conocidos ayer no estuvieran relacionados con los brotes de días previos, en las últimas 24 horas no se produjeron nuevos casos, ingresos o fallecidos, una triple circunstancia positiva que no se producía desde el 14 de junio. El descenso en el número de nuevos casos se produce, además, después de una semana en la que la media de positivos ha rondado los nueve diarios.

Detección: trabajo en común de todo el departamento

Una de las prioridades de la etapa que se abre ahora tiene que ver con reforzar y consolidar todo el sistema de detección precoz y seguimiento de contactos para controlar en la medida de lo posible posibles brotes.

Se trata de un reto en el que, aunque el peso lo llevan Salud Pública y Atención Primaria, también intervienen los servicios de Prevención de Riesgos Laborales y la red hospitalaria (servicio de Microbiología, sobre todo para realizar PCR y las pruebas serológicas de detección de anticuerpos), incluyendo tanto recursos tecnológicos (sistema de alerta temprana) como humanos, con todo el “call center” reforzado dependiente del Servicio de Urgencias Extrahospitalarias.

En este sentido, resulta destacable el sistema e infraestructura puesto en marcha en Refena, que ha permitido realizar en torno al 40% de los más de 78.000 PCR realizados en Navarra, así como el programa de chequeo masivo que se está llevando a cabo actualmente entre las y los profesionales sanitarios y sociosanitarios y que permitirá conocer la situación inmunológica frente al COVID-19 de casi 20.000 de estos trabajadores y trabajadoras.

Cabe recordar que, a fecha de hoy, está ya recuperado el 98% de los 932 profesionales que contrajeron la enfermedad, y que suponen aproximadamente el 6% del total, cifra semejante a la prevalencia del conjunto de la población.

La hoja de ruta de este sistema de detección gira en torno a la estrategia de testing que también se ha ido adaptando según cada momento y que actualmente combina los PCR, para el diagnóstico precoz de la enfermedad en su fase activa, y los tests Elisa, que detectan anticuerpos. En este ámbito hay que sumar los estudios de seroprevalencia tanto del Ministerio (que han cifrado en un 6,4 % el nivel de inmunidad de la población navarra), como el que va a realizar Navarra en otoño. En cuanto al diagnóstico, además de una amplia serie de cribados, la realización inmediata (el objetivo es 24 horas) de PCR a todos los casos sospechosos y sus contactos es la piedra angular que ha sido valorada por el Ministerio en los sucesivos pasos de fase.

Atención Primaria: la primera línea de contención

La Atención Primaria se ha confirmado como un nivel básico en la fase de mayor apogeo de la pandemia para contener la ola de casos que pudiera colapsar el sistema sanitario hospitalario. De hecho, en torno al 80% de todos los casos han sido tratados -mayoritariamente con seguimiento domiciliario- desde este primer nivel, que ahora será también clave en la detección precoz y seguimiento de contactos.

Desde mes de mayo Atención Primaria ha realizado un esfuerzo de readaptación para compatibilizar tanto los circuitos COVID-19 y este sistema de detección con la recuperación de la actividad ordinaria que ahora también entra en la fase estacional del verano.

En este sentido, se está trabajando en una recuperación de la actividad asistencial adecuada a las especiales circunstancias de este período, en la que se atiendan de manera preferente las necesidades de salud de la población más vulnerable, al tiempo que se reorganiza el sistema de citación y se incorporan nuevos recursos tecnológicos con el fin de conseguir una atención que sea tan segura como resolutiva. A tal fin, desde la Gerencia de Atención Primaria se ha lanzado en los días previos una campaña destinada a concienciar a la población de la necesidad de llamar previamente al centro de salud cuando se requiera una asistencia, con el fin de definir con antelación el mejor modo de dar respuesta a las necesidades de los usuarios.

Por otra parte, en colaboración con el departamento de Derechos Sociales, se mantiene la Unidad Sociosanitaria, cuyo funcionamiento se está rediseñando junto a los titulares de los centros residenciales para mejorar la atención sanitaria de las personas mayores y las personas con discapacidad, unos espacios que se pretenden blindar al máximo por tratarse de una población vulnerable. La detección precoz, junto con el aislamiento y seguimiento adecuado de los casos y contactos son aspectos fundamentales en esa labor.

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Atención hospitalaria: recuperar la normalidad manteniendo la capacidad de respuesta

El sistema sanitario navarro, tanto público como privado, realizó un enorme esfuerzo de coordinación y adaptación en la fase aguda de la epidemia, según el Departamento de Salud.

Ahora, de cara al verano y en previsión de un posible nuevo episodio epidémico en otoño, se trata de recuperar el nivel de actividad propio de los meses de vacaciones (en torno a 2/3 durante julio y agosto) antes restringida a casos COVID-19 y otras situaciones no demorables o importantes, con mantener el músculo asistencial para responder con rapidez a posibles rebrotes además de evitar contagios en su día a día mediante circuitos seguros y cribados.

Por otro lado, se va recuperando la actividad presencial (retomando las consultas y las operaciones) en los tres hospitales de la red pública: Complejo Hospitalario de Navarra, Reina Sofía de Tudela y García Orcoyen de Estella-Lizarra, al tiempo que tanto en urgencias como en camas convencionales y puestos de críticos va en aumento progresivo la atención a pacientes no COVID-19, sin perder de vista la necesidad de una readaptación rápida en caso de posibles rebrotes . En este sentido, el CHN cuenta con en la actualidad con un remanente de 44 puestos UCI, que podrían aumentar a 68 en menos de tres días si hubiera una segunda oleada. Adaptando las cifras a la diferente escala de los centros, el planteamiento se repite en el Reina Sofía y García Orcoyen.

En el contexto de avanzar hacia la integración asistencial, una de las lecciones aprendidas del COVID-19 ha sido fomentar las interconsultas con  Atención Primaria también para regular derivaciones y lograr una mayor capacidad resolutiva. Está previsto continuar avanzando en este modelo.

Para este nuevo periodo de aquí a final de verano el plan de contingencia entiende que el sistema sanitario público puede asumir la situación con sus propios medios, aunque se mantiene la colaboración (durante los últimos meses se realizaron 352 derivaciones) y la coordinación ejecutiva con la Clínica Universidad de Navarra, el Hospital San Juan de Dios y la Clínica San Miguel, si bien no se establece una disponibilidad concreta de reserva de camas.

Por otra parte, la red de Salud Mental también ha elaborado su propio plan de contingencia, ya que su actividad también resultó afectada durante la crisis y se trata de un tipo de pacientes muy sensible. Por las especiales características de estas y estos pacientes, el plan recoge que el modelo de atención será presencial en un alto grado, si bien se establece la posibilidad de definir con el o la paciente de modo conjunto el mejor modelo de asistencia. El plan también contempla recursos intermedios para atenciones y aislamientos más allá de hospitales convencionales.

Capacidades estratégicas: profesionales y materiales

Una de las cuestiones contempladas en este plan tiene que ver con los refuerzos de personal y de recursos materiales necesarios para afrontar un eventual repunte del COVID-19. En este sentido, a tenor de la experiencia vivida, se considera procedente no prescindir de parte de los refuerzos incorporados en los momentos de mayor estrés asistencial (1.577 contrataciones), y mantener un “retén covid” que durante los meses de verano sirva para facilitar el descanso de las plantillas ordinarias y a partir de septiembre pueda ser susceptible de afrontar un repunte o de seguir apoyando en la actividad de unidades críticas como UCI, Urgencias y otros servicios médicos.

En este campo de las y los profesionales, se ha realizado también un importante esfuerzo en clave de protección de riesgos laborales con protocolos y realización de pruebas diagnósticas para blindar el espacio sanitario de contagios que han alcanzado a casi 20.000 profesionales sanitarios y sociosanitarios a través del programa SEPROSANA.

Finalmente, desde el punto de vista del equipamiento, materiales y logística, la experiencia vivida en el COVID- ha llevado a fomentar toda una política de generar y acopiar reservas estratégicas de diferentes equipos y materiales que luego, en un contexto de crisis, resultan vitales.

Por ello, se apuesta por disponer, en los diferentes conceptos, como mínimo de reservas para 90 días. Por ejemplo, hay mascarillas quirúrgicas para 127 días; gafas para 221; guantes para 54; hisopos para 69; y solución hidroalcohólica para 70. En los cuatro meses transcurridos de pandemia, se ha realizado un consumo de 2,7 millones de mascarillas. Además, solo en respiradores, entre donaciones, compras y cesiones, se ha pasado en el CHN de 79 aparatos antes de la pandemia a los 226 con los que se cuenta actualmente. Toda esta política de personal y de equipación, materiales y otros conceptos ha supuesto ya un desembolso acumulado a final de mayo de 29,1 millones, con un esfuerzo económico extra que tendrá continuidad a lo largo del resto año dentro de la previsión global de contigencia para garantizar una respuesta razonable al reto actual y futuro el COVID-19.

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