El legado Uranga en el Museo del Carlismo
‘El legado Uranga en el Museo del Carlismo’, nueva exposición temporal hasta el 15 de agosto
La muestra exhibe parte de las piezas que recientemente han sido donadas a la institución por Elena María Uranga Azpiri
(Viernes, de julio de 2021). El Museo del Carlismo inaugura una nueva exposición temporal bajo el título ´El legado Uranga en el Museo del Carlismo”, que podrá visitarse hasta el 15 de agosto de este año. La exposición muestra parte de las obras donadas al centro por Elena María Uranga Azpiri, nieta del pintor Pablo Uranga Díaz de Arcaya.
Destaca entre las obras donadas el retrato del general José Ignacio Uranga Azcune, realizado en torno a 1908 por su nieto, el pintor Pablo Uranga Díaz de Arcaya. Está inspirado en varios retratos del general grabados en el siglo XIX, entre ellos el realizado en 1837 por Isidore Maguès, y representa al militar, abuelo del pintor, de pie y vestido con uniforme, delante de un fondo paisajístico.
Esta pintura, una de las más apreciadas por el artista y por la familia Uranga, ha sido intervenida por la empresa especializada Artres, bajo supervisión de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología, que le ha devuelto “toda su plenitud”, según responsables de la muestra.
Completa la exposición un dibujo preparatorio de la pintura, algunos grabados del siglo XIX con retratos del general y que sirvieron de inspiración al artista, así como algunos documentos. Colaboran con algunos materiales el Archivo Real y General de Navarra y la Biblioteca de Navarra.
La exposición temporal realza el gesto altruista de la donante, Elena María Uranga Azpiri, nieta a su vez del pintor Pablo Uranga, que brinda al museo la posibilidad de contar, entre sus fondos, con bienes culturales tan destacados.
Como complemento a esta exposición, Ana Arregui Barandiarán, experta en pintura vasca, impartirá la conferencia “Pablo Uranga. El espíritu de la bohemia”, que tendrá lugar el viernes 30 de julio a las 19:00 horas. El acceso será gratuito hasta completar aforo.
El artista: Pablo Uranga
Pablo Uranga Díaz de Arcaya (Vitoria, 1861 – San Sebastián, 1934) fue uno de los pintores más destacados de la llamada Escuela Vasca. Inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria, entre 1878 y 1880. Al quedar huérfano, se trasladó a Jerez de la Frontera junto a su tío Blas José Díaz de Arcaya, abad de la Colegiata, donde continuó su formación hasta 1884.
En 1885 viajó a Madrid para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y visitó el Museo del Prado, en donde se interesó por la tradición pictórica española y, especialmente, por la obra de Velázquez y Goya. Conoce a Paco Durrio, que le anima a ir a París en 1888 y quien le presenta a Ignacio Zuloaga, con quien mantendrá una gran amistad.
En París desempeñó diversos oficios para costearse la estancia y los estudios. Se formó en la Académie de la Palette, en el Boulevard de Clichy, donde compartió aula con otros pintores como Zuloaga, Santiago Rusiñol o José María Jordá. Allí trabajó y expuso en varias ocasiones, y formó parte, desde 1893, de la Sociedad de Artistas Independientes.
En 1897 se instaló en Elgueta (Gipuzkoa), y en 1906-1907 fijó su domicilio en Vitoria-Gasteiz. Estrechamente vinculado al ambiente artístico de Bilbao, fue miembro fundador de la Asociación de Artistas Vascos y participó en diversas exposiciones. También fue miembro fundador de la Asociación de Artistas Vascos. Años más tarde se instaló en “Villa Urtxo”, en el barrio de Loiola de San Sebastián, donde falleció en 1934.
“Su obra se caracteriza por la corrección académica y un empleo del color de sabor impresionista con detalles expresivos en el uso de la masa pictórica. También se aprecia la influencia de la escuela española, así como de artistas coetáneos como Ignacio Zuloaga”, comentan.
Trabajó temas diversos, con especial predilección por la pintura de tipos y costumbres y por el paisaje, y también realizó interesantes retratos. Son obras destacadas del artista “El bohemio de Elgueta. Autorretrato” (Museo de Bellas Artes de Álava), “Prueba de bueyes en Elgueta” (Museo de Bellas Artes de Bilbao), “Procesión en Elgueta” (Museo de Bellas Artes de Álava), o el retrato de su abuelo, el general José Ignacio Uranga Azcune, una de las obras más apreciadas por el artista y por su familia, que ha sido donado recientemente al Museo del Carlismo.
El retratado: José Ignacio Uranga Azcune
José Ignacio Uranga Azcune (Azpeitia, 1788- Vitoria, 1870), fue un destacado general carlista muy próximo al pretendiente Carlos María Isidro. Inició su carrera miliar en 1809 durante la Guerra de Independencia (1808-1814) y ascendió de forma meteórica en el Trienio Liberal (1820-1823) como miembro del ejército realista. En 1833 se alzó en Salvatierra en nombre de don Carlos y un año más tarde alcanzo el grado de Mariscal de Campo y Comandante General de Álava.
Tradicionalista acérrimo, Uranga fue un hombre de gran religiosidad, fiel defensor de la legitimidad del pretendiente. Ejerció el cargo de ayudante de campo de Carlos María Isidro de Borbón y formó parte de su Junta Suprema Consultiva. En 1837 fue nombrado teniente general y ocupó el puesto de capitán general de Navarra y las Provincias Vascongadas, máxima autoridad en el norte mientras el pretendiente encabezaba la Expedición Real a Madrid. Don Carlos, por sus servicios, le concedió el título carlista de conde de Elciego durante su exilio de Bourgues en 1840.
Contrario a la actuación de Maroto, terminada la guerra, se exilió a Francia donde permaneció hasta 1848. Ese mismo año se acogió a una amnistía que le permitió recuperar su cargo de teniente general del ejército isabelino y estuvo destinado en Vitoria hasta su jubilación en 1863.
Contrajo matrimonio en 1818 en Salvatierra de Álava con doña Josefa Antonia de Aguirre y Zubía (1795-1865) con la que tuvo cuatro hijos (Bernardo, José Blas, Fernando Antonio y Sebastián) y tres hijas (Bernarda, Juana y Ramona).
Felipe Camarero- Núñez, su ayudante de campo durante la guerra, escribió “Diario de guerra del teniente general D. José Ignacio de Uranga (1834-1838)”. Fue publicado por primera vez por la Diputación de Guipúzcoa en 1959. El manuscrito original se encuentra en el Museo Zumalacárregui.
El mismo autor publicó en Metz, 1845, “Suplemento histórico a la memoria sobre la guerra en Navarra”. El prólogo contiene una carta del propio Teniente General Uranga reivindicando su papel significativo en la guerra y en la organización militar de la que se benefició Tomás de Zumalacárregui.
Por sus méritos militares recibió la Cruz de la Batalla de San Marcial, la Cruz de Fidelidad Militar de primera clase y la Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando, más conocida como la Cruz Laureada de San Fernando.